Aprender cosas nuevas nos permite crecer como seres humanos y nos convierte en personas más preparadas para adaptarnos al entorno. El conocimiento nos convierte en personas sabias.
Cuando tenemos una mentalidad demasiado rígida puede ser perjudicial para nuestro bienestar, pues, en muchas ocasiones, somo incapaces de ser objetivos. Al final, estos pensamientos se convierten en creencias limitantes.