"Los hombres se enamoran por primera vez de una mujer. Sin sabiduría, sin nada para poder ir por ahí, emprenden la experiencia más sagrada y peligrosa de este mundo. Empiezan por el revés del amor. ¿Sabes cómo debería empezarse el amor? Un árbol. Una roca. Una nube.
Ya hace seis años que voy por ahí solo haciéndome mi saber. Y ahora soy un maestro. Puedo amarlo todo. Veo una calle llena de gente y una luz hermosa entra dentro de mí. Miro a un pájaro en el cielo o me encuentro con un viajero en el camino. Cualquier cosa o cualquier persona. ¡Todos desconocidos y todos amados!
-¿Se ha vuelto a enamorar de alguna mujer? , preguntó tímidamente el chico?
-No, hijo. Es el último paso de mi ciencia. Voy con cuidado. Todavía no estoy preparado del todo.
Allí, en medio de la húmeda luz gris de la madrugada, parecía encogido, andrajoso y frágil. Pero su sonrisa era luminosa.
-Acuérdate de que te quiero mucho-dijo, sacudiendo la cabeza por última vez. Y la puerta se cerró sin ruido detrás de el"
Carson McCullers (1917-1967)
Esa ciencia es la que yo busco, aprender a amar desde lo más humilde, lo más sencillo y a partir de ahí.