Tengo una idea diferente de elegancia. No me visto como un petimetre, pero mi moral es impecable. Nunca aparezco en público con la consciencia sucia, el honor manchado, escrúpulos raídos o sin lavarme. Siempre estoy inmaculadamente limpio, adornado con franqueza e independencia. Puede que no tenga una figura elegante, pero mantengo mi alma erecta.